Un día muy caluroso en París, vivía Paula con su perro
Leo.
Paula, era una chica muy inteligente, con un oído muy
fino y astuta.Tenía unos ojos tan azules como las aguas del mar turquesa, una
nariz bastante grande, un pelo muy largo y negro, era muy buena amiga y
simpática con los demás.
Leo, era un pequeño diablillo y muy juguetón.Tenía el
pelo blanco con manchas marrones,sus ojos eran tan negros como el pelo de Pula,
una nariz muy marrón y le encantaban los huesos.
Una mañana a Pula se le ocurrió ir a visitar a su
amiga Laura.
Laura era una muy buena estudiante y muy testaruda
pero también era muy buena amiga.Tenía unos ojos muy grandes, una sonrisa muy
bonita y unos dientes perfectos.
Le encantaba descubrir cosas extraordinarias y
fantásticas.
Toc, toc, toc, toc
-¿Si?
-Soy Paula, ¿me dejas entrar?
-Si como no, entra, responde Laura con una sonrisa
bonita en la cara.
Leo es tan juguetón que empieza a correr y a ladra por
toda la casa, pero Paula le dice, que se esté quieto que sino se iva a la
calle.
Entonces , Leo se tranquiliza y suben los dos juntos
por las escaleras y luego entran a la biblioteca donde esta Laura.
-Hola Paula, estaba estudiando sobre el palacio de
Buckingham, ¿lo conoces?
-Pues no, no lo conozco,-dice Paula.
El libro se empezó a mover, las estanterías se cayeron
una a una y de repente…¡¡¡pommmmmmmm!!!
-¿Dónde estamos?
-No lo sé, responde Paula.
-Espera
un momento,¡¡¡estamos en el palacio de Buckingham!!!
-Pero como es que estamos aquí, en Londres.
-Pues no lo se, pero me da igual porque ¡¡¡vamos a
entrar en el palacio de
Buckingham!!!
-A mí me parece un poco peligroso, dice Paula con un
poco de miedo.
-Venga anímate, que será muy divertido, hasta Leo
quiere ir, ¿a que si Leo?
-¡¡Uau, uau, uau!!
-Lo ves
-Bueno vale, pero salimos pronto, ¡¡eeee!!
-Si te lo prometo, dice Laura muy contenta.
Y al final entraron los tres juntos.
Todo por dentro era impresionante, espectacular y
extraordinaria.
Todo iba perfectamente hasta que… vieron a un guardia
real que acababa de terminar su descanso.
Cuando empezó a acercarse el guardia real, se
escondieron en una puerta pequeña que tenían al lado, pero estaba cerrada.
Entonces Paula le dio una patada a la puertecita y
entraron apresuradamente.
Cuanto entraron, se cayeron por una trampilla.
-¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaa!!, dijeron las dos juntas.
-¿Dónde estamos?, pregunta Paula aterrorizada.
-Con la pinta que tiene esto desde aquí abajo, creo
que estamos en los sótanos del palacio. ¡¡Que guai!!
-De eso nada Laura, vamos a salir de aquí cuanto
antes, dijo Paula muy enfadada.
-Vale Paula.
El sótano era como una alcantarilla asquerosa, por no
decir que lo era.Había cucarachas, ratas y ratones.
Empezaron a andar y no les costó nada encontrar la
salida.
Cuando estaban saliendo, pasaron dos guardias
susurrando algo.
Paula como tenía el oído tan fino, les escuchó
diciendo que en estos sótanos había un gran tesoro escondido.A cinco
puertas a la derecha y a tres puertas a la izquierda.
Paula y Laura se miraron fijamente y dijeron las
dos juntas.
-¡Vamos a por el tesora escondido!
-¡Uau, uau!, dijo Leo.
Empezaron a contar las puertas, una, dos, tres, cuatro
y cinco a la derecha y una, dos y tres a la izquierda.
Cuando entraron en la puerta no se veía absolutamente
nada.
-¿Pero , dónde está el tesoro?
Entonces oyeron una voz muy extraña, pero un poco
conocida.
-¿Quienes sois vosotros?
-¿Quien eres tu?
-Soy un mayordomo pero estoy cuidando algo.
-Nosotros somos Laura, Paula y Leo y hemos venido de
París, transportados por un libro.
-¿Me estaréis tomando el pelo no? ¡Eso es imposible!
-Pues no, no te mentimos.
- Bueno no os creo, pero ¿qué hacéis aquí?
-Estamos buscando un tesoro, nos hemos juntado con uno
chicos que también lo buscan. ¿Nos puedes ayudar?
-No, no debería, pero yo soy el único que sabe donde
está el tesoro y además prefiero que caiga en vuestras manos y no que lo
encuentren esos hombres, ya que vosotros sois unos niños.
- Vale. Dijeron los tres a la vez
Empezaron a andar y andar pero no había ni rastro del
tesoro. Entonces.. el mayordomo puso la mano en un ladrillo y… Se encendieron
unas luces muy misteriosas.
- Yo no puedo seguir porque así lo dicen las leyes,
teneis que seguir solos.
-¿Pero por qué?
Entonces desapareció. Siguieron para adelante y
encontraron tres túneles.
-¿Por dónde vamos?
-Pues no se, yo iría por el del medio.
-Vale, me parece bien.
-Se metieron por el medio pero el perro empezó a
correr por el túnel de la derecha
-¿Paula, dónde está Leo?
-No lose .
-¡¡Leo, Leo, Leo, Leo!! dijeron las dos juntas.
-Uau, uau, uau, dijo Leo.
Fueron corriendo oyendo los ladridos de Leo y le
encontraron.Pero entonces… ¡cataplum!
Se cerró la entrada y se quedaron atrapados. No
tuvieron más remedio que seguir adelante.
Empezaron a cansarse de tanto andar pero entonces,
vieron algo delante suya.
Había una corona y un libro y ponía:
“Para llegar al tesoro escondido, teneis que elegir un
objeto en diez segundos. Si no es correcto lo que eliges o no lo cojes antes
que se termine el tiempo la sala se derrumbará”
-¿Qué hacemos?, dijo Laura.
-Ummm… ya lo tengo, el libro, porque con el vinimos
aquí, entonces con el iremos allá.
-Exacto, dijo Laura.
Cogieron
el libro y fueron a una sala muy misteriosa, donde había el diamante más grande del mundo.
Cogieron el diamante y aparecieron en la casa de
Laura.
-¿Cómo hemos llegado aquí?
-Pues tenía el libro en mis manos y justo he pensado
cómo volveríamos a casa y hemos vuelto.
-Aaaa, es verdad, pero ¿qué vamos a hacer con este
diamante?
-Darlo a un museo para que lo tengan ellos, porque lo
guardarán mejor que nosotros, dijo Paula.
-Vale, me parece bien.Nunca olvidaré este día jamás ¿y
tú Paula?
-Tampoco, dijo Paula.
-Uau, uau, dijo Leo con cara de contento.
Y desde aquel momento fueron las niñas mas felices de
todo París.
FIN
Nuria Alberdi Jimenez.
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